Aventura MTB en Israel
Israel ha roto con todos los tópicos que podía tener antes de viajar a este increíble país. Me ha demostrado que existe una cultura biker muy fuerte, la gente ama, siente y practica mucho este deporte. De norte a sur hemos encontrado numerosos centros de mountain bike, tiendas donde encontrar cualquier producto de moda o donde alquilar cualquier tipo de bicicleta. Además el gobierno ha invertido en la creación de senderos de uso exclusivo para la bicicleta y para ello ha contado con el asesoramiento de los riders del país. Los paisajes del norte podrían asemejarse bastante a algunas zonas de España, pero el sur es carismático y diferente, muy autentico. Sus ciudades y pueblos transmiten historia por todos sus rincones. Jerusalén me ha cautivado profundamente, la mezcla de religiones, culturas, sabores, olores y sensaciones que allí he tenido…no los había experimentado jamás. Dejémonos de tanta cháchara y adentrémonos de lleno en esta “Aventura en Israel – Perdidos en Tierra Santa”. #aventuraenisrael
Martes 28 de octubre
El despertador a irrumpido un sueño que dudo vuelva a repetirse con facilidad, abriendo los ojos con toda mi fuerza comienzo a tropezar por la habitación intentando acertar a meter la pierna en los pantalones. Menos mal que ayer por la noche deje todo preparado para que hasta un “Walking Dead” pudiera vestirse con facilidad. Recojo parte de mi equipaje, la otra parte ya estaba esperándome en el coche y salgo pitando rumbo a Madrid donde me encontrare con Ismael, mi inseparable amigo y fotógrafo. Intento poner algo de hardcore en la radio mientras el reloj marca las 5:45 de la mañana, este será un viaje duro.
Al llegar a la capital, atasco del 15, voy en busca de Ismael, aparco el coche y tomamos un taxi, el cual por supuesto flipa al ver que esa enorme caja que pone Rose y esta llena de adhesivos de Ion, Poc, SrSuntour, El Gallo, FiveTen, Wallride y La Casa de la Bicicleta…también va con nosotros.
Una vez en el aeropuerto los chicos del ministerio de turismo de Israel nos dan la bienvenida y la compañía aérea comienza con su protocolo de seguridad en el cual esta incluida una larga lista de preguntas y comprobaciones acerca de quien eres y de porque quieres viajar a Israel. Una vez en el avión siestecita de 5 horas, solo levante el ojo para apreciar como mi colega estaba leyendo un libro de fotografía y para hincarle el diente a la comida que las amables azafatas repartían entre los viajeros.
Al aterrizar un nuevo control, recogemos nuestro equipaje, bicicleta incluida. Una amable representante del ministerio de turismo nos espera para acompañarnos hasta la compañía de transfer que nos llevaría desde Tel Aviv hasta Nahariya. Dos horas en una confortable Mercedes con asientos de cuero, neones azules, wifi y como era de esperar el aire acondicionado a tope.
Una vez en el hotel nos dan la noticia de que la hora de la cena ha pasado, son las 21:30h, por lo visto en Israel se cena temprano, ¿olvidaban que somos españoles?. Unas frutas que estaban como obsequio de bienvenida fue mi cena mientras Ismael preparaba el equipo fotográfico. Mientras tanto me dispuse a montar mi nueva Uncle Jimbo que venia con algunas exóticas novedades como los nuevos productos de El Gallo Components y la nueva horquilla y amortiguador de SR Suntour. Tras una ducha comprobé que teníamos un jacuzzi en la terraza, creo que nuestro viaje a Israel empezaba a tomar un poco de color.
Miércoles 29 de octubre
El día comenzaba temprano, una vez más. A las 6:00am mi móvil me indicaba que la hora de levantarse había llegado. Nuestro guía, Ran Ganor de Ganor Bikes, ya estaba preparado así que nos apresuramos en tomar el desayuno en el buffet de nuestro hotel, por cierto se me olvidaba indicar que en Nahariya nos hospedamos en el hotel Carlton, situado en una de las principales calles de la ciudad. En el buffet del hotel encontramos de todo, pero la gran mayoría contenía una alta dosis de picante.
Tras el desayuno decidimos partir hacia Birya, una zona semi montañosa situada a una hora en coche de Nahariya. Aquí es donde encontraríamos uno de los singletrack más divertidos del país, alguna bajada técnica pero la gran parte del recorrido era agradable y muy divertido. El terreno se encontraba un poco seco y polvoriento, pero a pesar de ello el agarre era bastante bueno y el sendero estaba en perfectas condiciones.
Más tarde decidimos visitar una zona cercana llamada Birya fortress, una especie de fortaleza utilizada antaño y que ahora servía de colegio infantil. Algunas mesas de picnic y un bunker de la guerra hicieron que nuestra imaginación despertara durante un rato.
Por la tarde viajamos hasta Akko, ciudad costera situada a orillas del Mar Mediterráneo y cercana a la bahía de Haifa. Es una de las ciudades más antiguas del mundo, ubicada en el extremo septentrional de la bahía de Acre o Aco, nombre por el cual se la conocía ya bíblicamente. Se cree que fue fundada hacia el año 1500 a. C.
Lo cierto es que rodar por sus calles, subir y bajar las estrechas callejuelas con sus serpenteantes escaleras nos transporto por unos instantes hasta esos lejanos años en los que esta ciudad debió de brillar con luz propia. Tras fundirnos con sus gentes y costumbres decidimos tomar un café en el Turkish Bazaar, un estrecho túnel cargado de comercios y pequeños locales donde tomar un té, café o degustar las especialidades locales. Nos recordó a los zocos de marruecos. Un consejo, pregunta los precios antes de tomar algo, si no lo haces… te saldrá bastante caro.
Por la noche, se hace de noche a las 17:00h, nos habían recomendado un restaurante, Uri Buri. Este local esta regentado por un carismático cocinero que más o menos debe representar en su zona lo que Berasategui en nuestro país. Sus libros poblaban los mostradores de la entrada y mientras degustábamos sus especialidades de pescado y marisco decidió pasar a saludarnos. Sin duda alguna se trataba de un personaje que podría contarnos muchas cosas a cerca de la historia de Akko.
Con el estomago lleno había llegado la hora de regresar a Nahariya, esta sería la ultima noche que pasaríamos en el hotel Carlton, había llegado el momento de mover nuestro campamento hacia otra zona de Israel.
Jueves 30 de octubre
Hoy tocaba abandonar el hotel y la zona donde nos encontrábamos, pero antes debíamos visitar el área de Zippori, una zona que debe su nombre al rio que riega sus tierras. Para comenzar el día nos dirigimos a Zippori Forest donde desde la misma puerta de una curiosa tienda de bicicletas, situada en mitad de un bosque, salían algunos de los mejores bike trails de la zona. Singletracks revirados que serpenteaban entre rocas y arboles. La dosis de diversión fue apoteósica, velocidad, curvas y algunos saltos improvisados entre las rocas de los circuitos nos propinaron la cantidad suficiente de adrenalina para pasar la mañana. ¿O tal vez no?.
Antes de comer decidimos visitar las ruinas de Zippori, la antigua Séfora. Se trata de un complejo arqueológico situado al oeste del mar de Galilea, muy cerca de la ciudad de Nazaret, en la cima de una colina rodeada de fértiles tierras de cultivo. Allí tuve la gran suerte de que me permitieran adentrarme junto a mi Uncle Jimbo dentro de las propias ruinas, pudiendo subir y bajar las gradas del teatro romano, rodar por algunas de las antiguas casas, o lo que el tiempo ha permitido que quede de ellas, y que disponen de mosaicos increíbles que todavía perduran en el tiempo. También pude adentrarme en la fortaleza y en los restos de una sinagoga de la época bizantina del siglo VII a.C.
A las 13:00h tomamos un ligero tentempié basado en repostería de la zona y zumo de granada, muy popular en la zona y que además de estar bastante bueno aporta numerosas vitaminas. Tras el picoteo tomamos rumbo a la “Princesa de la Paz” o también llamada Jerusalén
Una ciudad inmensa con un trafico bastante alto nos recibía de la misma forma que acoge a todas las religiones que la pueblan, con los brazos abiertos. Tras darnos una ducha y descansar durante un rato tocaba coger la bicicleta de nuevo, pero esta vez no era para explorar nuevos senderos sino para descubrir una mágica e histórica ciudad cargada de historia, historia de la humanidad. No pudimos encontrar mejor compañía que la de los chicos de Bike Jerusalén, ellos nos llevaron por las sinuosas y laberínticas calles de la zona antigua, adentrándonos por pasajes y pasadizos que nos ponían los pelos de punta solo de pensar lo que hace miles de años se cocía en esas calles. El hambre nos pisaba los talones así que decidimos tomar algo en uno de los restaurantes de la zona vieja, unas ensaladas, kebab, limonada y pastelitos artesanos nos dieron el suficiente empuje como para afrontar una ruta intensiva bajo las luces de la ciudad, he de reconocer que fue una sensación muy especial el recorrer las calles por la noche.
Viernes 31 de octubre
Hoy ha sido uno de los días más increíbles que he pasado sobre una bici, he podido montar en lugares que forman parte de la historia de la humanidad, poder tocar y sentir esos espacios, olores y sensaciones tan profundas y autenticas me han elevado a un nuevo nivel de riding. Tras la aventura nocturna de ayer decidimos que debíamos pasar más tiempo para perdernos en lo más profundo de Jerusalén. Hoy hemos pasado todo el día en la ciudad, he montado sobre los tejados de la ciudad, he recorrido sus mercados y cuando la lluvia ya era demasiado intensa hemos podido degustar la comida del lugar: Kebab acompañado de cebolla y tomate (advertencia: no tiene nada que ver con lo que conocemos en el resto del mundo como tal, se trata de unas bolitas de carne de oveja que están increíblemente deliciosas). Hay que tener en cuenta que este no es un lugar cualquiera.
Jerusalén es una ciudad construida hace miles de años, cuya historia resuena en el susurrar del viento entre las murallas, donde cada piedra relata un hecho prodigioso de un lugar que ha atraído a millones de peregrinos desde hace miles de años. Así es Jerusalén, la capital de Israel, la única ciudad del mundo que tiene 70 nombres de amor y anhelo, la que en los mapas antiguos aparece en el centro del mundo y aún hoy produce tanta admiración como una joven novia. Jerusalén es una ciudad que despierta emociones sobrecogedoras, que promete experiencias espirituales y religiosas, intensidad y placer, interesantes recorridos y divertidas aventuras. En el corazón de Jerusalén se encuentra la Ciudad Vieja, rodeada por una muralla y dividida en cuatro barrios: el judío, el armenio, el cristiano y el musulmán.
Estas murallas rodean los importantes lugares sagrados de las tres religiones principales: el Muro Occidental (venerado por los judíos), la Iglesia del Santo Sepulcro y el Domo de la Roca en el Monte del Templo. La plaza donde se sitúa el Muro Occidental recibe la visita de millones de fieles. Aquí, entre las grietas de la base de este gran muro, último vestigio del Templo Sagrado, se introducen oraciones y notas con ruegos de los fieles. En los alrededores del Muro Occidental existen también otros lugares de importancia para los judíos: los túneles del Muro Occidental, el exclusivo Centro Davidson, el barrio judío, con su magnífico Cardo, y la Ciudadela de David, que se alza orgullosa de su belleza. Al sur de la Ciudad Vieja encontramos la Ciudad de David, de donde surgió la antigua Jerusalén cananea e israelita.
Sábado 1 de noviembre
Hoy tocaba abandonar el alojamiento de los dos últimos días, el Hotel Mount Zion, una lujosa villa que disponía de todo lo que cualquier biker puede necesitar, spa, gimnasio, piscina, bar… además de tener unas increíbles vistas a la ciudad de Jerusalén y de encontrarse a tan solo 5 minutos del centro. Pero es hora de dejar de hablar del pasado y centrarnos en lo que hoy nos encontraríamos. Un par de horas de viaje nos han llevado hasta la región de Negev. Un paisaje algo diferente y un poco de calor han sido lo primero que hemos percibido al pisar este terreno. Esta vez nos situaríamos cerca de la ciudad de Kibutz y por lo tanto de la franja de Gaza, internacionalmente conocida, por desgracia, debido al enfrentamiento armado entre palestinos e israelíes.
La aventura comenzaba en la tienda de bicicletas “La mdavesh”, una nave industrial que en su interior esconde centenares de bicicletas preparadas para ser alquiladas, un completo taller de reparación y una amplia exposición de venta. Además de todo eso dispone de un circuito de pumptrack y desde su puerta salen todos los senderos de la zona, que es conocida como Beeri Singletrails.
Decidimos rodar un rato los circuitos marcados, unos senderos de firme muy liso y en los que se alcanza velocidades altas, muchas curvas y zonas de dubbies. Cuando llevábamos un rato rodando por los circuitos decidimos aventurarnos y tomar un camino alternativo que nos llevo hasta la frontera de Gaza. Una pista construida en cemento que fue utilizada en la segunda guerra mundial para que los ingleses transportaran armamento fue nuestra brújula. Bunkers, depósitos de agua, tanques y coches del ejercito fueron nuestros compañeros en esta aventura de la que no estábamos muy convencidos al principio, pero que poco a poco nos dimos cuenta de que era una zona bastante controlada y segura. Pude explorar una divertida zona de dunas de tierra que los tanques habían construido sin querer al pasar por allí y una abandonada mina de sulfuro. Tras esta personal aventura decidimos volver al punto de inicio, reponer fuerzas con unos helados en “La mdavesh Bikeshop” y tomar rumbo al desierto. Unas tres horas en coche nos llevaron hasta nuestra nueva ubicación, el Hotel Ramon Inn en Mitzpe Ramon. Ahora tocaba cenar algo y descansar, nos haría falta tener las fuerzas a tope para lo que nos quedaba por conocer.
Domingo 2 de noviembre
El día tocaba diana bastante temprano, 5:00 am. Hoy queríamos disfrutar de un amanecer en los alrededores del cráter de Mitzpe Ramon. Algunas rocas sirvieron de improvisadas zonas de trial a unas horas en las que no suelo dar pie con bola, pero el esfuerzo mereció la pena. Tras un abundante desayuno partimos rumbo a Tzin Valley, una increíble zona desértica que por un momento nos recordó a Las Bardenas Reales, aunque en plan bestia. Allí nos recibieron los chicos de Geofun, unos expertos en las localizaciones de esta zona tan especial de Israel. Según nos contaron se había invertido bastante dinero para crear unos buenos trails en la zona, y la verdad es que lo han conseguido. Cientos de kilómetros de singletrack nos esperaban serpenteando de forma juguetona entre las montañas.
Tras comer algo nos dirigimos a otra conocida zona situada muy cerca de la anterior. El paisaje cambiaba ligeramente pero los trails seguían siendo igual de divertidos. Tras visitar algunas de las instalaciones locales para el alquiler de bicicletas nos pusimos rumbo a la que seria nuestra casa por esa noche, la Reserva Natural de Hai Bar, en el desierto de Samar.
Una especie de poblado con bungalows nos esperaba con cerveza y sopa, un recibimiento que agradecimos en lo mas profundo de nuestro ser. Tras inspeccionar la zona descubrimos que el campamento tenia un pump track de cemento con una pinta increíble, lastima que fuese ya de noche, ahora solo podía pensar en el momento que saliera de nuevo el sol, mientras disfrutaba de una pantalla de cine en la zona chill out de Samar Bike Hotel.
Lunes 3 de noviembre
Probablemente esta noche ha sido la mejor de todas, hemos abandonado los lujos de los hoteles para alojarnos en lo que podría ser un campamento militar poblado de bungalows, pero donde no nos falto de nada, todo lo contrario. La compañía de un entrañable y loco apasionado de las dos ruedas como es Yaron Deri, responsable de Samar Bike, nos transmitió toda esa pasión por las dos ruedas que tanto nos gusta encontrar haya donde vamos. Yaron decidió un buen día conocer mundo, recorrió casi todo el planeta hasta dejarse caer en nuestras Islas Canarias, donde vivió varios años y donde aprendió nuestro idioma. Más tarde decidió cumplir su sueño, volver a Israel y montar un campamento biker donde crear los mejores trails del país.
Si tuviera que aconsejar a alguien un lugar de Israel donde montar en bici sin duda alguna le recomendaría esta zona y que por favor se alojase en Samar Bike, es 100% autentico. De todos los días que habíamos pasado en Israel este podría asegurar que prometía ser el más genuino, sin olvidar el de Jerusalén. Si antes de llegar a Israel tenia algún tipo de idea preconcebida acerca del clima y del paisaje de la zona, se asemejaba bastante a esto. Calor, zonas desérticas plagadas de rocas y montañas.
Los trails de la zona son fantásticos, senderos para todos los niveles y estilos desde paseos relajados a rutas de cross country o descensos de nivel muy alto y técnico. Tras realizar una de las mejores bajadas de freeride de toda mi vida nos dieron el permiso que llevábamos días esperando, contábamos con un acceso especial para poder rodar en bicicleta en Timna Park. Se trata de un espacio protegido al norte de Eilat en el desierto de Negev, situado bastante cerca de las fronteras con Jordania. Este lugar es increíble y cuenta con algunas de las mejores maravillas naturales de la zona, King Salomon´s Pillars, Mines of Time, Timna Lake, o las sorprendentes Stone Mushrooms. Dentro del parque es posible rodar en bicicleta, de hecho existe un circuito de 19 km que recorre todas las maravillas del lugar.
Tras esta aventura el final de nuestro viaje se acercaba. Volvimos a Samar Bike Hotel para tomar una ducha, hacer el equipaje, comer algo y despedirnos de nuestros nuevos amigos, a los cuales ya les hemos hecho un hueco en nuestro corazón: Ran Ganor y Yaron Deri.
Un transfer nos llevaría hasta Tel Aviv, desde donde esa misma noche tomaríamos un vuelo de vuelta a casa. Cuando creíamos que las aventuras habían llegado a su fin, eso nunca se puede afirmar a la ligera, nos tocaría vivir la ultima gracias al conductor del transfer. Adelantar por la derecha a 160 kilómetros por hora llevando un microbús ¿es Freeride?. Bye, bye amigos, nos vemos en la próxima aventura. Shalom.
P.D. No podemos dejar pasar la oportunidad de agradecer todas las gestiones de este viaje al gobierno y a la delegación de turismo de Israel y a la compañía aérea Tel Al, quien nos facilito los tramites para transportar el equipo fotográfico y el material deportivo. Shalom.
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